martes, 10 de mayo de 2011

Breve historia de la literatura folklórica infantil: Recopiladores de cuentos.

No sabemos cuándo empezó a crearse literatura folklórica, lo que sí sabemos es que fue antes de los clásicos de Grecia y Roma. Pero nosotros vamos a empezar en el siglo XVIII.

Aquí vamos a hablar de los tres recopiladores (y algunos también adaptadores) de cuentos folklóricos: Charles Perrault, los Hermanos Grimm y Hans Christian Andersen.

Hemos de tener en cuenta que ni Perrault, ni los Hermanos Grimm, ni Hans Christian Andersen no son autores de literatura infantil. Son recopiladores y adaptadores. Vamos entonces a hacer un recorrido histórico por los cuentos folklóricos.

Empezamos en el s. XVIII porque es el siglo de Charles Perrault. Perrault era un cortesano de la corte del Rey Sol. Esta corte es muy conocida porque fue la que puso de moda Versalles, sus palacios y sus jardines. Antes de la Revolución Francesa, la aristocracia vivía muy bien, y sobre todo la nobleza más cercana al rey, los que vivían en la corte.


Algunos de los que vivían en la corte eran los que se dedicaban a enseñar y educar a los niños y a los jóvenes de la corte. Estos eran los llamados pedagogos. Perrault era uno de ellos.




Perrault era una persona muy culta (sabía leer varios idiomas: latín, francés, italiano y puede que inglés) y muy muy muy religiosa y moral. Le parecía que en todo lo que ocurría en la corte había demasiado libertinaje, una vida muy licenciosa etc… Perrault tenía hijos, y tuvo varias esposas. Para criar a los niños en esa época se contrataba a las nodrizas (amas de cría) que daban de mamar a los hijos de los cortesanos, les cuidaban, les contaba cuentos, etc... Es entonces cuando Perrault empieza a interesarse por los cuentos.

Este interés surge por dos razones:

* Porque al Rey (Luis XIV) le gustaba que le entretuvieran. Al caer la noche no había asuntos de estado. Entonces, cuando no había entretenimiento, pedía que le contaran cuentos.
* Perrault, también escuchaba esas historias y también las que la nodriza contaba a sus hijos. Entonces se empezó a interesar por las historias breves, pero sobre todo le llamaron la atención las del pueblo, las folklóricas, porque nadie se había atrevido a contar esas historias en el Palacio.

Empezó a buscar historias y datos y se basó en diversas fuentes, las historias del pueblo, cuentos de Giambattista Basile, narraciones de Boccaccio, las historias y leyendas celtas: el paganismo celta, las hadas, lo mágico etc… Tras recopilar las historias y los datos, publicó un libro que se titula “Comtes de fées” (Cuentos de Hadas).




En este libro, recoge una serie de cuentos y los adapta. Hemos de recordar que ninguna historia era inventada por él, eran todo historias sacadas de la tradición, pero todas ellas están adaptadas por Perrault con la intención de que estos cuentos tuvieran un carácter moral y didáctico, hasta el punto de que incluyó moralejas al final de todas las historias, creadas por él y en verso. En este libro aparecen historias tan conocidas como Cenicienta, Caperucita Roja, El gato con botas o Pulgarcito.

Vamos a utilizar como ejemplo el cuento de Caperucita Roja adaptado por Perrault:

Se trata de una jovencita (para Perrault jovencita equivale a adolescente que puede ser usada sexualmente, quedarse embarazada, etc…) que esta deseando ir al bosque (el bosque representa la vida adulta) y su madre no la deja irse de casa (la casa simboliza la seguridad, la familia).
La madre la intenta retener porque la considera joven, pero la joven tiene una oportunidad de salir: para ir a casa de la abuela que está enferma. Antes de que salga, la madre le suelta el típico rollo de: no te pares, no hables con extraños, etc… Ella dice que sí, pero como toda adolescente…en fin… ¡que nos conocemos!
Además en el cuento va vestida de rojo (una forma de llamar la atención).
Caperucita no hace caso a su madre y va por el bosque. Y cuando ve venir al lobo se siente mayor y habla con él, que se hace el encantador y la embauca. El lobo se adelanta y llega antes a casa de la abuela y la devora, se mete en su cama y espera a caperucita que llega más tarde. Cuando llega es de noche y está todo oscuro. Y “la abuelita” (que recordemos que es el lobo) le dice que tendrá frío de venir de fuera, que se quite la ropa y se meta en la cama que le da calor. El lobo la abraza en la cama. Y cuando Caperuita se da cuenta de las “hechuras tan raras de su abuelita” (todos sabemos a lo que nos referimos), le preguntó y el lobo “disfrazado” de abuelita le dijo eso de “Es para comerte mejor” y la bestia se lanzo sobre la niña y la devoró. (Creo que todos sabemos que hablamos en sentido figurado…)



A este cuento Perrault le añade su moraleja: este cuento está escrito para prevenir a las jovencitas de que los “lobos” son más listos que ellas. Y que tienen que tener cuidado sobre todo de los lobos melosos y “suavones” que son los más peligrosos.

Perrault lo que buscaba era impacto. Recogió los cuentos, los adaptó y los publicó con el objetivo de moralizar a la corte de Luis XIV.

En esta época, además, hay otros autores que también se dedican a hacer lo mismo que Perrault.

Un poquito después de él aparece publicada una historia que se llama “El lobo blanco” en “El amigo de los niños” de Armand Berquin. Si nos fijamos, este cuento tiene muchos matices del mito de Cupido y Psique. Posteriormente aparece el cuento de “La Bella y la Bestia” publicado en “el almacén de los niños” de Madame Leprince de Beaumont.


En este siglo XVIII no sólo en Francia se presta atención al folklore. En Inglaterra tenemos a John Newberry, que era editor y se dedicaba a editar libros didácticos: abecedarios, catecismos, libros pedagógicos para niños, etc… Le fue bien y abrió una librería y empezó a publicar libros para niños (lo que hizo calleja un siglo después en nuestro país). Además, hizo una recopilación de libros de cuentos folklóricos, entre los que destaca el libro “Little pretty pocket book” (en el que se incluyen los cuentos).




Por nuestra parte, en España, tenemos a los 2 grandes fabulistas: Iriarte y Samaniego. Sin embargo, sus fábulas no son para niños (aunque se usen con ellos). Ellos no son autores 100% ya que, en algunos casos, ya existía la idea y lo que hacen es adaptarla y escribirla en verso.





La obra de Iriarte es “Fábulas literarias” y su objetivo era “meterese” con los malos poetas (que para él eran aquellos que no respetaban las reglas clásicas de la escritura).


Por su parte, las “Fábulas morales” de Samaniego (que son las más usadas con niños), en realidad fueron un encargo del seminario de nobles.



El siglo XVIII fue un siglo muy interesante para todo el tema del cuento folklórico.

Si pasamos al siglo XIX nos encontramos con una situación completamente distinta. Ahora vamos a centrarnos en Alemania.

En la primera mitad del siglo XIX en Europa es la época del Romanticismo. La vertiente ideológico-política del Romanticismo es el Nacionalismo.

Los Hnos. Grimm eran filólogos y entre las obras que hacían estaba el diccionario de alemán. Y vivían en una época Romántica en la que había mucho interés por la realidad cultural de una zona, por lo propio, por lo genuino. Dentro de esta idea surgió la necesidad de recopilar textos folklóricos propios que para recoger la cultura alemana, para que no se perdiesen. A los Hnos. Grimm se lo comentó un editor con el que trabajaban. El interés que tuvieron los Hnos. Grimm era meramente conservacionista de lo propio.




Los Hnos. Grimm, pidieron por carta a conocidos y amigos que les escribiesen historias folklóricas que se contaban por distintas zonas de Alemania. Ellos hicieron la recogida, corrigieron los errores gramaticales, cubrieron algunos “agujeros” que quedaban en las historias y poco más, porque querían que fuese lo más fiel posible a las historias. Ellos pensaban que los cuentos recogidos eran propios alemanes, pero aparecían cuentos como Caperucita Roja o la Cenicienta que habían sido recogidos un siglo antes en Francia por Perrault. Por tanto, no se sabe de dónde vienen los cuentos, no hay límites nacionales, se puede dividir por zonas (norte de Europa, Europa Mediterránea, etc…).

Además de pecar de inocentes pensando que eran cuentos tradicionales alemanes, los libros en seguida se pusieron de moda, se hicieron famosos, entre los maestros y filólogos y los jóvenes y lo compró mucha gente. Esto fue un problema porque la editorial que llevaba a cabo las ediciones, recibió un montón de cartas con quejas porque los niños y jóvenes estaban leyendo unos cuentos en los que aparecían cosas no apropiadas para su edad (sexo, violencia, canibalismo, incesto…) Entonces los editores pidieron a los Hnos. Grimm para que los cuentos fueran un poco menos controvertidos y no hubiera tantas quejas. Al principio dijeron que no, que ese libro no estaba destinado a que lo leyesen jóvenes, sino que estaba destinado a salvaguardar la tradición cultural. Al final los convencieron e hicieron las adaptaciones mínimas para que esos textos no tuvieran problemas al salir a la calle. A partir de la 3ª edición de los Hnos. Grimm los cuentos “están censurados”. También incluyeron algún final que salvaban a los protagonistas.

Además de los Hnos. Grimm, que son los recopiladores alemanes más famosos de todos, también estaba Hoffmann




que también era adaptador y publicó muchos cuentos fantásticos del pueblo y luego les daba su propia forma. Su intención no era moralizante como Perrault, simplemente eran adaptaciones artísticas. Uno de los cuentos que adaptó fue Cascanueces y el Rey de los ratones.



En la segunda mitad del siglo XIX nos trasladamos a Dinamarca. Ya no está dentro del Romanticismo, sino que nos situamos en el Realismo. En este momento surge Hans Christian Andersen,


es un personaje curioso porque es de los pocos adaptadores y recopiladores que tuvieron éxito en vida. Una anécdota: la estatua de la sirenita que hay en Copenhague, que es la primera estatua que se hace en Europa sobre el protagonista de un cuento, se hace con él en vida y el escultor le pasaba los bocetos para que opinase sobre su diseño.



Tiene dos tipos de cuentos:

1) Cuentos folklóricos adaptados por él. Lo adaptaba con un criterio personal. Dentro de estos cuentos sacados del folklore del norte de Europa, (La Reina de las Nieves, La Sirenita). En el caso de la sirenita, no tiene nada que ver con la peli de Disney. En el cuento no acaba bien, porque parte de un error: cambiar lo que es y cómo es para que el príncipe se enamore de ella. Acaba mal porque para tener piernas necesita dar lo que mejor tienes: en su caso la voz; como las piernas no son suyas al andar le van a doler; y además, si no consigue su objetivo (casarse con el príncipe) morirá convertida en espuma de mar. Al final, el príncipe se va a casar con su prometida, ella tiene la opción de volver a ser sirena si les mata, pero no lo hace y muere. Y las ninfas del mar, ven que hay tanto amor y tan puro que parte de la espuma se convierte en ninfas que acompañaran a los hijos del príncipe.
Hace cuentos tristes por:
- La corriente a la que pertenece: el Realismo.
- Su tendencia sexual suponía un “problema” en el siglo XIX. Además, el ser repudiado por su mujer, fue un escándalo social. Esto hacía que se sintiese diferente a los demás, “un extraño”, que estaba “fuera de lugar” entre los seres humanos. Todos los cuentos llevan este sello: el soldadito de plomo es distinto a los demás soldaditos, la sirenita que quiere ser humana y no sirenita, el patito feo que es distinto a todos los demás… Se dice que el patito feo es una “biografía” de Andersen. En el fondo, en el patito feo la sociedad sigue cerrada, sin aceptar a los diferentes (la granja no le acepta), los que le aceptan son todo cisnes como él (realmente es un gueto).




Estas adaptaciones las hace en función de su gusto, de su estilo y nunca con criterios mercantiles.

2) Cuentos propiamente realistas. Estos están escritos por él (es autor), y reflejan la vida de su época, la sociedad de su época, los problemas de su época, etc… El cuento más conocido de este grupo es “La pequeña vendedora de fósforos” o “La cerillera”.

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