Creo que la lectura de este artículo es muy interesante no sólo para los destinatarios reales del mismo, -padres y madres-, sino también para cualquiera que tenga cerca niños pequeños como es, o será, nuestro caso.
Estoy completamente de acuerdo con la autora en la gran importancia que tiene que los padres se impliquen en las rutinas de sus hijos. Los niños, en muchas cosas, aprenden por imitación y, por lo mismo que no se debe cruzar en rojo un semáforo delante de un niño si no quieres que luego él lo haga, es importante que los niños nos vean leer porque así, será más probable que el niño adquiera ese hábito en su día a día.
Es por esto que, por mucho que se haga desde la escuela a través de la maestra, de la biblioteca de aula, de los cuentacuentos y de muchas otras actividades, es fundamental que las familias en general, y los padres en particular, se encarguen de acercar a los niños al mundo literario, concediéndole la oportunidad de conocerla, adentrarse en ella y disfrutar de la misma… Empezando desde pequeño y sin ser una imposición, es más fácil encontrarle el gusto a la literatura… Lo digo por experiencia… Desde siempre he visto tanto a mis padres como a mis abuelos leer, desde chiquitita quise aprender a leer y así lo hice, y he disfrutado mucho leyendo libros… Es algo que me gusta, me distrae, me divierte, me ayuda a evadirme, a relajarme y…en muchos casos me emociona. Y, sinceramente, no hay nada mejor que un buen libro y un jardín donde sentarse a leerlo.
También he de decir que, al igual que soy una persona que disfruta leyendo, ha habido libros que me han impuesto desde el colegio y que me ha costado una eternidad leerme o, simplemente, terminarme. Creo que la primera vez que dejé un libro a medias fue porque me tenía que leer el libro porque lo decía el programa… En fin, un desastre.
Eso no quiere decir que todo lo que mandan leer en el cole lo haya aborrecido, también recuerdo libros como “El cantar de Mio Cid” o “El árbol de la ciencia” que me encantaron, y fueron lecturas impuestas. Pero esto no quiere decir, que la obligación sea el camino correcto.
Por otra parte además de no imponer y de que los padres despierten el gusto por la lectura en sus hijos, es importante que los niños tengan, -y vean-, libros a su alrededor, es otra ayuda “extra” para conseguir el objetivo.
Para tener buenos libros rodeando a los niños, no sirve cualquier libro. Es muy importante elegir libros adecuados para los niños según sus intereses, necesidades, momento evolutivo, etc…. Además así, nos aseguraremos de que, en el futuro, el niño sea un lector crítico.
Para terminar, creo que, además de dirigir a los lectores a entradas anteriores donde se explica cómo elegir un buen libro infantil, o como adaptar un texto folklórico, podemos aportar las pautas y títulos que propone la autora:
1)Títulos para antes de comenzar a leer: El niño atraviesa distintas etapas en las que su psicología, sus necesidades afectivas y culturales, así como sus intereses cambian.
Debemos mostrarles la lectura como algo interesante y divertido que despierte su gusto. Pueden ser libros manipulables, troquelados, desplegables, de plástico, grandes, pequeños, etc… Además, hay que pensar que son para utilizarlos y que si se rompen no pasa nada, siempre que sea sin querer. Además los pre-lectores tienen un interés por decodificar palabras de los libros y carteles de la calle o de los envases, así que podemos aprovechar esta situación para estimular y reforzar su interés preguntándoles por las letras que conocen, o dándoles la información que nos pidan. Siempre respetando sus ritmos porque, recordemos que no conseguiremos nada si les presionamos para leer.
2)Libros para bebés de 0-18. Lo que más les interesa son las Ilustraciones cuanto más estimulantes y coloridas, mejor. Lo ideal es que tenga un texto mínimo, para no desviar el interés. Lo ideal en cuanto a su formato es que sean de cartón resistente y seguro, con los bordes redondeados para que no se hagan daño, esto no quiere decir que no puedan estar hechos de plástico, de madera o de tela o, incluso, de diferentes materiales para favorecer su discriminación y la educación sensorial. Por último, deben poseer un tamaño manejable, para que los sostengan solos y pasen las páginas hacia delante o hacia atrás. Hay que escoger libros que los niños puedan utilizar de manera autónoma e independiente. En estas primeras edades el niño entiende el cuento como un libro-juguete
3)Libros para niños de 18 meses a 3 años. En esta etapa el lenguaje mejora a una velocidad vertiginosa. Además, empiezan a establecer criterios de selección y en seguida identificarán sus historias favoritas y pedirán que se las contemos una y otra vez. Es la fase del “otra vez”, no se cansan de escuchar un cuento. Irune nos ha dicho que es porque así pueden captar, poco a poco, lectura tras lectura, los detalles de la historia. Además, como maestros o padres podemos utilizar estas historias para presentar contenidos. En estas edades, para elegir un cuento, hay que tener en cuenta las ilustraciones y fotos, que sean sugerentes y den pie a que podamos entablar una conversación con los niños, libros de canciones y juegos para repetir, cuentos con historias para momentos especiales o rutinas (el baño, la cena, irse a la cama…). A esta edad, lógicamente, no saben leer, pero no es necesario esperar a ese momento, porque los cuentos que son adecuados, tienen unas imágenes que cuentan por sí mismas, -o por lo menos sugieren-, la historia o parte de ella y serán estas imágenes y las historias que los adultos, -padres y maestros- les contemos, lo que les atraerá hacia la lectura o les “repelerá” de la misma.
4) Libros para niños de 3 a 5 años: suelen asistir a la escuela y por tanto, están más familiarizados con los libros. A estas edades son capaces de interpretar una narración de mayor complejidad, por lo que las historias a elegir serán aquellas que les diviertas y cuyo lenguaje sea sencillo. En estas edades, es interesante dedicar un rato diario a la lectura como actividad conjunta, -el niño y el adulto-. Un buen momento es antes de irse a dormir. Para hacerle partícipe, seguiremos el texto con el dedo para que pueda seguir la lectura. Otro aspecto importante es que lea él partes del texto y, para que sea una actividad movida por el interés y no por la obligación, sería perfecto permitir al niño que elija el cuento.
Perfecto.
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